viernes, 31 de julio de 2009

Oh Dr Zaius!! (By Q)

C12
…Y mi duda es. Salgo o no salgo?
Dany me dijo que si quería pasaba por mí, pero no sé qué tanto “eso” interfiera con el cambio en mi estilo de vida.
– Aliciaaaaa! … ALICIAAA!
– ¿Qué quieres? – A lo lejos contesta mi hermana mayor, que acaba de regresar del trabajo y creo que se estaba bañando o algo.
– ¿Crees que deba salir hoy?- desde el cómodo sillón en el que veo loquesea en TV.

Se acerca; trae una toalla que le tapa desde la cima de los senos hasta la mitad del muslo… creo que si yo fuera CUALQUIER hombre me habría dado un ataque cardiaco, es muy hermosa. Se parece a mi madre cuando joven, cuando aún estaba viva…

– ¿No me habías dicho que ibas a cambiar?, ser una mujer más responsable. “Olvidarme de salir por un buen rato” dijiste.
–Ya lo sé, pero no es tan fácil. Seguro todos van a ir al Fizz y yo aquí. Es el primer fin después de que Héctor regresó, lo más probable es que haya algo bueno, además vamos a ser sólo los amigos.-
– La última vez que saliste “sólo con tus amigos” regresaste hasta el otro día, así que para mí es lo mismo.
– Mejor la hablo a Carolina para asegurar.
– Mejor
Taan tan tá ra ra tan taa tá

Beep
Beep
Beep
Beep
Beep

Diablos! No contesta, vaya con esa niña, a buena hora me falla.

– No contesta
– Y qué vas a hacer?
– No sé
– Ya ves? Por mensa, desde cuando te dije que les pidieras su fon a Carlitos y a Fredy, pero nomás no.
– Bueno, ya. No me regañes. - Piensa, piensa… YA!! – Y si tú me acompañas? Si no hay nada nos regresamos y ya, va?
– No lo creo, estoy muy cansada. Además ya sabes que no me gusta.
– Anda, sí? Sirve que saludas a Héctor
– Mmm, no…

Me hago la dolida, berrinches silenciosos que una mujer aprende a hacer. Se va a vestir y seguro se quedó pensando en eso…



Oh, los simpsons!
Habrá algún entusiasta de los Simpsons todavía por ahí? No lo creo. Ella regresa, se cepilla el cabello.

– Bueno, si quieres voy contigo. Pero regresamos temprano.
– A sus ordenes, madame.- Me pregunto si nací para manipular a la gente, debería ser diputada o algo por el estilo.
– Sólo me doy una manita de gato y ya, va? – Me excuso.
– Apúrate, antes de que cambie de opinión.
Me voy al cuarto, éste es el momento en que todo lo que gasté en cosméticos comienza a rendir frutos.
– Hasta dónde dices que está el Fizz? – Grita desde la sala.

FIN DEL C12




C13
¿Hasta dónde?
¿Hasta dónde estoy dispuesta a llegar para conseguir lo que quiero? ¿Estoy dispuesta a casi prostituirme por una oportunidad? ¿Ésta podría ser mi última oportunidad? ¿Vale la pena olvidarse de los principios y la dignidad?

No puede pasarme esto ahora, justo cuando toda mi vida pende de un hilo… mi tía cada vez está peor, no tengo ni idea de lo que siento (o no) por Héctor, y ni hablar de que puedo olvidarme de modelar porque la última vez que ví a mi fotógrafo…
¡Que se vaya al diablo!
Necesito distraerme…

– ¡Ricardo, Ricardo, Ricardo!
¡La medicina! Corro, atravieso el patio y abro la puerta con violencia. En el cajón debe estar la jeringa y por aquí la ampolleta. Lo único “bueno” de esta situación es que al alterarse tanto se mueve muy poco; sí, lo malo es la tensión muscular, los gritos y la obvia repercusión para su salud.

– ¡Huy! Menos mal que ya la estás inyectando, hija. Vine tan rápido como pude.
– Sí, lo siento… olvidé que hoy tenía que inyectarla yo. Tengo muchas cosas en la cabeza.
– No, hija. El turno hoy era mío pero estaba tan ocupada atendiendo a tu papá que se me pasó por completo
– ¡Ay, mamá! ¿Cuándo será el día? Tú no eres su sirvienta, él bien puede calentar su comida, o planchar su ropa o ayudarte de alguna forma en la casa. Tú ya tienes bastante como para todavía estar atendiendo a un señor que sólo Dios sabe en qué usa ese dineral que le pagan. Llegando de madrugada cada quincena, como si no tuviera familia.
– Cállate ya, Carolina. No hables así de tu papá que nos ha dado tanto.
– Ja! ¿Por eso he tenido que ponerme a trabajar para traer algo de dinero? Tú sabes que tu marido gana muy bien, seguro se lo gasta en alcohol y viejas de esquina.
SLAP.
Eso en verdad me dolió, más en el espíritu que en la piel.

– … y ahora le pegas a tu hija para defenderlo.
– ¿Crees que no me doy cuenta? ¿Crees que me gusta verlo hacernos a un lado siempre? ¿Que nos trate peor que a perros? Claro que no, pero nada puedo hacer. No podríamos sobrevivir solas.
– ¿no? Podríamos pedirle a mi tío Lalo que nos deje quedarnos en su casa, nos ayudaríamos con el dinero de mis fotos. Además, tengo una amiga que vende zapatos por catálogo, le puedo decir que te consiga algo. No creo que pueda ser peor.
– Ay hija, no es tan fácil. – Parece que duda, ya lo está tomando en serio.
– ¿Qué no es tan fácil? – Ese es mi padre, que llega con su típico aire de macho, sintiéndose dueño de todo cuanto puede ver.
– La situación de mi tía, papá. Parece que nunca mejorará. – Mi madre guarda silencio, está aterrada porque cree que nos escuchó; yo sé que no.
– Sería mejor meterla en un manicomio, ya no tiene remedio. Está desquiciada.
Al escuchar eso veo a mi mamá, el coraje le cala hondo pero sigue callada. Nunca se atrevería a contradecir a mi padre.

– Ya me voy a acostar, allá ustedes si quieren seguir teniendo problemas con esa vieja loca.
– En un momento voy. Francisco. – Mi madre, siempre rindiéndole todos los honores al “hombre de la casa”.
– Tómate tu tiempo. – Y él es un cínico, pero ya está lejos… de cualquier modo no le importaría la reacción de mi madre.
– ¿Y aún así crees que estaríamos peor solas?

Hunde su mirada en el piso…

– … tal vez pueda ganar algo lavando ropa o haciendo de comer.
– Me da gusto que te hayas decidido, mamá. – Estoy feliz pero prefiero parecer tranquila. – Sólo necesito arreglar unos asuntos y…

De pronto lo recuerdo todo, le dije a mi madre “nos ayudaríamos con el dinero de mis fotos”. Caigo en cuenta podría no existir más, peor, recuerdo la UNICA opción que me dejó ese estupido de Manuel.

– Hija, estás bien? Te pusiste pálida. Mejor siéntate un momento. – Nos sentamos al borde de la cama, mi tía parece iniciar el sueño. - ¿Qué pasa?
– Nada, mamá. Recordé que aún me deben dinero de las últimas fotos.
– ¿Segura que estás bien? Parecía que te hubiera caído un rayo.
– No te preocupes, ahora prefiero irme a dormir. Ya estoy algo cansada, hasta mañana.
– Hasta mañana, hija. Que descanses.
– Tú también

Camino débilmente atravesando el patio, pensando en lo que haré y creo que si quiero salir de aquí, sólo hay una opción posible. Y no puede esperar ni un día más.

FIN DEL C13

2 comentarios:

Aldokeh dijo...

o.o muy intenso el capitulo 13, me recordo ciertas cosas que pasan en mi casa jojojo XD

Seeya!!StayUndead!!

Aldokeh dijo...
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