miércoles, 21 de octubre de 2009

El "otro" (By Q)

(sólo díganme qué les parece y si tiene sentido)

Juicio al “otro”

Carlos Enrique Cruz Islas

“El hombre es el lobo del hombre”
Thomas Hobbes

¿Quiénes son los otros? Los otros pueden ser muchos (depende del ángulo por el que veamos), pueden ser los gringos, pueden ser los ricos, pueden ser los pobres. Seamos específicos, podemos definir que hay una clara separación entre los civilizados y los salvajes, visto de este modo los salvajes son los “otros” de los civilizados y los civilizados son los “otros” de los salvajes.

Francisco Rojas González en su cuento “Nuestra señora de Nequetejé” nos muestra lo que, en apariencia, es un ejemplo de lo antes mencionado, contrastando a una comunidad indígena (y toda su idiosincrasia) contra los estereotipos y bases, un tanto rígidas, de la sociedad occidental (representados por una investigadora europea). Los aparentemente contrarios al final del cuento resultan no serlo tanto, las diferencias se explican porque ambas partes han sido moldeadas de manera distinta, su forma de ver la realidad es diferente, incluso se puede pensar que sus realidades son distintas entre sí.

Lo anterior nos deja, todavía, dudas por resolver. ¿Qué tan definidos están, actualmente, los unos y los otros?, ¿se puede hablar de una heterogeneidad marcada?, de ser así ¿con qué criterios se define a los “salvajes” y a los “civilizados”? Finalmente, ¿es justa ésta clasificación?

Desde el inicio de su existencia el hombre ha tenido frente a sí a quien podría considerar “otro”, siendo en ese primer momento el entorno (que le era extremadamente hostil) o incluso algún animal que formara parte de su dieta. Éste primer hombre se vio, de pronto, en un duelo que debía ganar, de otro modo no sobreviviría. Estar por encima del “otro” pronto se volvió una necesidad.

A medida que la historia avanzó se fueron diversificando quienes serían señalados como los “otros”, asimismo hubo una especificación, ahora el “otro” siempre pertenecía al género humano, sin embargo fue señalado por otras características que lo hacían diferente, el “otro” fue el extranjero, el que tenía piel con un color distinto, el invasor, el que tenía creencias con las que no todos simpatizaban, el hombre cuyos rasgos físicos lo hacían excepcional, etc. La definición del “otro” cambió, entendiéndose ahora como “quien no pertenece a lo común”.

El hombre, desde este punto de vista, se convierte en su propio verdugo, pues tiene la tarea de juzgar como ajeno a quien es de su misma especie tomando como criterios diferencias superficiales (algunas de ellas ya mencionadas).

Para ejemplificar lo anterior nos quedan un par de pasajes históricos, siendo el primero el exterminio casi total de los asentamientos indígenas en la conquista de América (teniendo como referencia más notoria a los colonizadores ingleses). Y en segundo lugar (no por ser menos importante, sino por mero orden cronológico) la política de exterminio hacía los judíos europeos llevada a cabo por la Alemania nacionalsocialista (nazi). Estos casos, aunque son extremos, ejemplifican perfectamente el grado de rechazo que ha llegado a mostrar el hombre a los “otros”, sin darse cuenta que, en realidad, el “otro” es tan humano como él.

Pero tal vez me he precipitado, pues afirmar que hay un “otro” no es siempre una sentencia despectiva o que tenga la intención de juzgar, podemos ver al “otro” como alguien de quien podemos aprender gracias a las diferencias, la palabra “otro” puede servir simplemente para hacer notar que hay alguien que es diferente a uno, sin caer en juegos de una supuesta superioridad.

En esta necedad por descalificar al “otro”, la raza humana se ha mutilado a sí misma, es decir, se ha negado la posibilidad de explotar los beneficios que podría traerle su asociación con el “otro”. Si en vez de hacer la guerra al “otro” se hubieran hecho acuerdos, seguro el balance habría sido beneficioso para ambos al final de la jornada, no así en la guerra.

Actualmente (gracias, en parte, a la globalización) los límites para definir al “otro” no están claros. La cantidad de factores que influyen en cualquier individuo es tan grande que existe el riesgo de caer en excesos, uno puede llegar a la conclusión de que todos son “otros” si se analiza de forma estricta a las personas, siendo lo anterior una respuesta (hasta cierto grado) lógica, sin embargo poco precisa, lo que la hace poco confiable.

A éstas alturas de la historia para hablar de “otro” es necesario citar un contexto, pues en algunos temas hay heterogeneidad y en otros no tanto, tomando la economía como ejemplo podemos ver que la brecha entre las clases altas y las bajas cada vez es mayor, lo que las hace más distinguibles.

No existe, actualmente, la facilidad de antaño para distinguir al “otro”, gracias (y a pesar de) que las diferencias ahora llegan a ser incalculables. Para definir al salvaje debemos adentrarnos a su realidad y desde ahí ver si su actuar corresponde o no a su percepción de lo real. Tal vez al final resulte más salvaje el juez que el enjuiciado.

2 comentarios:

Aldokeh dijo...

owo a mi me gusto, la intencion del texto la capte con solo leer las primeras lineas, desarrollas bien la idea aunque creo que en la parte final se ve un poco rebuscado, sin embargo creo que quedo muy bien, sigue asi!
Pax

wari dijo...

bueno, ahí va mi opinion; el tema esta bien definido, solo que creo la manera en que lo planteas esta un tanto sin organizacion, o de repente se siente comosi estuvieramos hablando de motocicletas chinas y cambias a ferrocarriles taiwaneses, los cambios son algo bruscos, mm... y tal vez la palabra "otro" era muy necesaria, aunque hubiera sido preferible no abusar de la palabra, que ya estaba en las palabras de los parrafos de palabras que estaban hechos con x palabras.
...
bAH, Bueno, si algo de esto le ayudo esta bien, si no disculpeme por hacerle leer mis tonterias............
Buen Trabajo Master¡